La soja es uno de los cultivos más versátiles y utilizados en el mundo para alimentación -humana y animal- y como materia prima industrial. Es también una fuente renovable de combustible en forma de biodiesel y está presente como aceite vegetal en muchos alimentos de consumo cotidiano.
Soja

Por qué ALIMENTAR AL MUNDO
Más de la mitad de la soja que se produce en el mundo proviene de los países del cono sur. El aumento en la demanda y la relevancia económica del sector han creado incentivos para la expansión del área sembrada, que en 2015 alcanzó las 118,6 millones de hectáreas, según la Organización Mundial del Comercio (OMC). Esto lo vuelve estratégico a la hora de concentrar esfuerzos y aliados para una transición hacia sistemas de producción más sostenibles.
Desafíos MÁS PRODUCCIÓN CON MENOS IMPACTO
PRODUCCION
SOSTENER LA RENTABILIDAD DEL SUELO A LARGO PLAZO
Los distintos alicientes de mercado que ha recibido el cultivo de la soja en las últimas décadas, ha llevado a muchos productores a volcarse a su producción para mejorar sus ingresos, pero se trata de un sector cuyo negocio se sostiene en altos índices de productividad y eficiencia para sostener sus costos de producción.
Para mantener la competitividad y garantizar una rentabilidad a largo plazo, se hace necesario una cuidadosa planificación financiera, un control eficiente de la gestión productiva y, en el caso de pequeños y medianos productores, asociarse para compartir gastos y diversificar riesgos.
Una parte clave de este control incluye la adopción de estrategias de manejo del suelo que permitan conservar los nutrientes y agua necesarios para prevenir y corregir procesos de degradación y erosión que podrían neutralizar la capacidad productiva de los mismos en pocas décadas. Esto es crítico en la Pampa Húmeda y la región del Cerrado en Brasil, que son fundamentales para la seguridadad alimenticia futura a nivel global.
El manejo de malezas y plagas es otra de las grandes preocupaciones de los productores, y donde más se invierten recursos y energía. Aplicar dosis controladas de fitosanitarios ayuda a disminuir los daños a la producción, pero el uso continuado de ciertos productos puede recrudecer la resistencia de malezas y plagas. Los cultivos de cobertura y una mayor eficiencia en la aplicación de los insumos son algunas soluciones sostenibles en esta dirección. Con mecanismos de transferencia adecuados para intercambiar experiencias entre los productores e involucrar al resto de los actores ligados al sector podemos proteger una de las principales fuentes de renta de la región .
MEDIO AMBIENTE
PAISAJES DE PRODUCCIÓN SOSTENIBLES
El cultivo de soja ha sido un motor de desarrollo económico y social –a través de políticas de redistribución del ingreso- en varios países de Sudamérica. Sin embargo, la velocidad de su expansión ejerce una presión creciente sobre los bosques nativos de la región, y esto demanda acciones correctivas y preventivas para que el sector pueda seguir operando y creciendo.
El avance del cultivo sobre el Amazonas, el Cerrado, la Mata Atlántica y el Gran Chaco Americano, ha sido uno de los catalizadores para que Brasil, Paraguay y Argentina promulgaran leyes de protección de bosques nativos que mitiguen el impacto de la actividad agropecuaria sobre el cambio climático. En este sentido, Brasil también firmó durante la COP 21 en París un compromiso para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 37% para 2025, respecto a sus valores de 2005.
La reglamentación e implementación a nivel local de estos marcos legales es, sin embargo, muchas veces compleja. Constituir paisajes social y ambientalmente sostenibles requiere:
- Articular instancias de diálogo multisectorial para consensuar y planificar qué usos dar a la tierra y qué condiciones deben cumplirse para su conversión.
- Tomar en cuenta la voluntad de grupos indígenas y campesinos establecidos con anterioridad a la venta de terrenos fiscales y regularizar su situación.
- Brindar apoyo técnico y acceso a tecnologías al productor para adecuar la gestión de su finca a los marcos legales vigentes y generar incentivos para que preste servicios ambientales.
- Encontrar soluciones productivas rentables en áreas donde la conversión de uso de la tierra para soja no está permitida. Esto es necesario, no sólo para evitar talas ilegales y asegurar la sostenibilidad del ecosistema, sino para mantener una matriz productiva diversificada, que satisfaga la demanda del mercado local y conserve la competitividad de las economías regionales.
A medida que las áreas cultivadas se acercan a zonas pobladas también crece la responsabilidad frente a la comunidad. La capacitación permanente en seguridad e higiene y el cumplimiento de todas sus normativas vigentes en campo, plantas y talleres es la base de la responsabilidad social empresaria.
Una adecuada política de almacenamiento, aplicación y gestión de residuos, el uso de equipos de protección personal, la habilitación de canales abiertos para informar sobre días de aplicación de agroquímicos, el cumplimiento y registro de medidas preventivas para evitar derivas y derrames. Esto no sólo protege la salud de los trabajadores sino que genera la confianza necesaria en la comunidad para poder operar. De este modo, se previenen accidentes y se construye una cultura de trabajo más consciente y responsable entre empleados y contratistas, de la que toda la comunidad se beneficia.
-
Información de Contacto
Alex Ehrenhaus
Gerente oficina Argentina Coordinador Programa Internacional Soja