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Sin acción el futuro del café no es seguro

andrea olivar caficultura

Hace más de 10 años, comencé a trabajar en Londres para un importador de café centrado en empoderar al productor.

Mientras desempeñaba este cargo, la empresa identificó el mercado de cafés especiales como una gran oportunidad para mejorar los medios de vida de los productores. Nuestro enfoque se centró en trabajar directamente con cooperativas y asociaciones para crear un producto de mayor calidad.

Trabajamos con los caficultores para desarrollar organizaciones que fuesen efectivas en acceder el mercado, establecimos modelos a nivel de finca para garantizar una distribución equitativa de ingresos generados por la venta del café y les brindamos a los agricultores las herramientas para proteger sus tierras y asegurar que puedieran cultivar café en el futuro.

Tuvimos muchos éxitos y desafíos, pero mi pregunta constante a lo largo de este período fue: este modelo de sostenibilidad, enfocado en la creación de café de alta calidad para incrementar ingresos; ¿es escalable?

DEL NICHO A LA NORMA

Mientras escribo esto, bebo café colombiano con notas de chocolate amargo y de ciruela que fue fermentado en barriles de Cabernet Sauvignon. Pero, ¿cuántos hogares cuentan con cafés especiales en su alacena?

La cuota de mercado del café especial está creciendo, sí, pero hoy solo representa el 10% del mercado en Europa. La cuota de mercado en Estados Unidos es mucho mayor, pero aún así la mayoría de los volúmenes se comercializan en el mercado convencional de commodities.

Aunque el mercado de cafés especiales  está creciendo, hoy su industria no tiene el impulso para transformar los medios de subsistencia de más de 12 millones de productores de café en todo el mundo. Si queremos hacer que todo el sector del café sea sostenible, se necesita un enfoque más amplio.

En 2014, me uní a Solidaridad en mi búsqueda de una respuesta. Pasé de trabajar con cooperativas de pequeños productores a trabajar con todo tipo de actores; desde agricultores familiares de cafés especiales a grandes productores, desde pequeños tostadores especializados a grandes exportadores y compradores.

Como Gerente del Programa Internacional de Café, mi función es asegurar que los programas de café de Solidaridad en diez países estén coordinados y sean escalables.

Aunque el café es un sector en el que se han probado muchas soluciones vinculadas a la sostenibilidad, muchas de estas soluciones se centran en desafíos ambientales o sociales y olvidan incorporar aspectos económicos que las hagan rentables para los productores. Y la realidad es que sin esto ninguna de las soluciones que estamos tratando de implementar pueden ser sostenibles. Parece obvio, pero a menudo no se prioriza la solución de los factores económicos detrás de las soluciones de sostenibilidad.

FALTA UN SENTIDO DE URGENCIA

En el evento World of Coffee celebrado el mes pasado en Amsterdam, la principal feria de cafés especiales de Europa, muchos de los presentes asintieron en que la sostenibilidad económica de los productores es frágil debido a los bajos precios y la concentración de valor en algunos de los eslabones de la cadena.

Sin embargo, es difícil hacer que el tema de la distribución de valor sea una prioridad urgente cuando los casas comerciales y tostadores siguen asegurando aún los volúmenes que necesitan para hacer funcionar su negocio. Es cierto que la producción mundial está aumentando, pero las tasas de consumo están creciendo más rápido. Los volúmenes están parcialmente garantizados, ya que hemos estado consumiendo existencias que se han reducido de 55 m de sacos en 1990 a 21 m en 2016.

Necesitamos, como industria, tener claro que el tema de hacer el café económicamente sostenible es urgente. Como se destaca en nuestro informe Barómetro del Café, recientemente publicado, debido al cambio climático, si no se toman medidas tempranas, podríamos ver una reducción significativa en la producción de café para el año 2050.

Sumado a este triste escenario, solo el 10% del valor de la industria mundial permanece en los países productores. Entonces: todos estamos de acuerdo en que la sostenibilidad económica de los productores está en riesgo, pero continuaremos con el status quo hasta que realmente lo necesitemos. ¿Pero y si ese momento llega demasiado tarde?

DE LAS PALABRAS A LA ACCIÓN

Para resolver los problemas del sector, deben suceder muchas cosas. Como punto de partida:

  1. Deberíamos conocer de manera clara y en base a datos reales los costos de producción a nivel nacional. Esto debe hacerse tomando en cuenta distintos puntos de orígen y un lapso de más de un año. Cuando sea posible, también se deben incluir los costos de las externalidades sociales y ambientales relacionadas con la producción de café.

  2. Necesitamos transparencia. Los productores, exportadores, importadores y tostadores involucrados en una misma cadena de suministro podrían comenzar por comprender sus propios costos e identificar oportunidades para crear eficiencias y redistribuir márgenes.

  3. Necesitamos tener una idea clara no sólo del porcentaje de ingresos de la industria que permanece en los países productores, sino también de la proporción de los precios de exportación que reciben los agricultores y sus trabajadores.

  4. Necesitamos probar soluciones alternativas para canalizar inversiones hacia los países productores. Soluciones que sean diferentes a los proyectos tradicionales de sostenibilidad y a las primas.

Mi conclusión es: ¿Hay suficientes partes interesadas involucradas y dispuestas a invertir su dinero más allá de sus palabras? ¿Pueden las casas comercializadoras que trabajan con márgenes ajustados facilitar un nuevo modelo de trabajo que apoye la distribución de valor? ¿Están los tostadores dispuestos a contribuir a una redistribución de los ingresos que hace la industria? ¿Y están los inversionistas dispuestos a asumir mayores riesgos?

Realmente lo espero, ya que el trabajo de mi vida está dedicado a esta causa. Pero incluso una red como Solidaridad no puede crear un impacto positivo por sí misma. Necesitamos el apoyo activo de las comercializadoras, los tostadores, productores y otras organizaciones para hacer que el café sea verdaderamente sostenible.

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