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GENERAR VALOR COMPARTIDO DESDE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL (RSE)

A dos años de su inicio, Sustentagro, la iniciativa conjunta de ADM con Solidaridad y la Iniciativa de Comercio Sostenible (IDH) en Paraguay, fue presentada por la empresa a nivel global como una experiencia ejemplar de responsabilidad social empresarial a raíz de su enfoque de paisaje sostenible.

Responsabilidad a lo largo de la cadena de suministro

ADM cuenta con más de 2.000 proveedores de soja en el Paraguay. Parte de su programa global de sostenibilidad corporativa busca establecer un suministro de soja libre de riesgos ambientales y sociales en Paraguay. Este programa va de la mano del compromiso asumido por ADM de construir una cadena de suministro transparente, trazable que proteja los bosques alrededor del mundo.

“Europa y Chile son grandes compradores de soja, que piden calidad y sustentabilidad. La implementación de Sustentagro nos ha permitido trabajar más de cerca con nuestros clientes para asegurar que el producto que compramos se produjo en condiciones sustentables, y con eso tenemos mejores oportunidades de venta que nuestros vecinos” aseveró Ana Yaluff, Gerente de Sustentabilidad de ADM.

Esto implica trabajar tanto puertas adentro como puertas afuera, apoyando para enfrentar desafíos que afectan a toda la comunidad en el territorio de influencia de sus silos:

  • Reducir los impactos ambientales de la actividad agrícola sobre el ambiente
  • Conservar y enriquecer los bosques nativos
  • Mejorar las condiciones laborales de los trabajadores en términos de seguridad e higiene

El trabajo sobre objetivos de largo plazo precisa un enfoque territorial. Para implementarlo, ADM diseñó junto con Solidaridad un programa piloto, Sustentagro, que combina la asistencia técnica en buenas prácticas agrícolas con actividades comunitarias en seis municipalidades.

Conformar un paisaje sostenible

El área que se escogió para implementar las actividades de Sustentagro  provee el 74% de la soja que ADM compra en Paraguay. Dentro de la misma, se escogieron 150 proveedores, todos ellos productores que se dedican principalmente al cultivo de granos. Las comunidades aledañas se han ido desarrollando alrededor con la provisión de materiales y servicios para la agricultura.

El enfoque de paisajes consiste en abordar los desafíos productivos, medioambientales y sociales presentes en el territorio de forma articulada entre los distintos productores, las familias de los trabajadores, las comunidades rurales y las autoridades municipales. De este modo, se hace posible sensibilizar a todos los grupos de interés sobre riesgos laborales y ambientales asociados a la actividad agropecuaria e instalar la capacidad necesaria para reducirlos en el mediano y largo plazo.

“En Paraguay tenemos muchos desafíos pendientes en materia de sustentabilidad, por ejemplo respecto a generar condiciones laborales más seguras, transparencia en el relacionamiento con las instituciones, la disposición final de los desechos, entre otros. Estos desafíos requieren una visión de trabajo en conjunto, el enfoque de paisaje nos provee ese marco de trabajo”, agrega Yaluff.

Una aplicación móvil para buenas prácticas

A nivel de productores y trabajadores, Sustentagro apoya el cumplimiento de la legislación ambiental y laboral vigente a través de las siguientes actividades:

  • Mapear los recursos naturales presentes en las fincas (cursos de aguas, bosques nativos).
  • Evaluar el impacto ambiental de la actividad productiva para identificar riesgos y medidas preventivas y de mitigación.
  • Promover la adopción de prácticas conservacionistas para el manejo de suelos y agua.
  • Sensibilizar a los productores sobre riesgos de trabajo, diseñar políticas y procedimientos de seguridad e higiene, incluyendo el manejo responsable de agroquímicos y maquinarias, el uso de equipos de protección personal, primeros auxilios y gestión de residuos.
  • Recomendar mejoras para las instalaciones de trabajo, incluyendo la provisión de cartelería de seguridad.

Para facilitar la divulgación y adopción de buenas prácticas, el proyecto desarrolló una aplicación móvil que puede descargarse de forma gratuita para Android y IPhone/Ipad. La misma presenta un modelo de finca sostenible con información sobre cumplimiento de exigencias, legislación y decretos vigentes.

Involucrar a la comunidad

A nivel del trabajo con comunidades, la ONG A Todo Pulmón organizó reuniones con las once comunidades involucradas y sus respectivas municipalidades. Se realizaron diagnósticos participativos para seleccionar y diseñar micro proyectos orientados a mejorar las condiciones de vida de las comunidades. Cada micro proyecto tuvo un plazo de implementación de cinco meses, luego de los cuales cada comunidad tomó control de los mismo para asegurar su continuidad y mantenimiento.

En el caso de la comunidad de Zapallo, por ejemplo, los pequeños productores  manifestaron interés en recibir apoyo para la implementación de cultivos mixtos (especies nativas con especies exóticas), la regeneración de sus bosques nativos y la producción de yerba mate. En otras comunidades se instalaron tanques de captación de agua, huertas escolares y se brindaron capacitaciones en uso seguro de plaguicidas.

Las actividades en temas ambientales alcanzaron a 350 adultos e incluyeron talleres sobre clasificación de residuos y plantación de barreras vivas en los alrededores de escuelas y espacios comunitarios. Estas plantaciones fueron realizadas con la participación de docentes, estudiantes y funcionarios de la Municipalidad que se encargan del mantenimiento de los espacios públicos.

Asimismo, se organizaron dos eventos recreativos con la participación de más de 500 niños de escuelas pertenecientes a los municipios atendidos por el programa para generar espacios de aprendizaje que generan conciencia ambiental.

Formar a los futuros profesionales del campo

El otro aspecto imprescindible para catalizar un cambio a largo plazo, es sensibilizar a los futuros profesionales que se harán cargo de la gestión del campo acerca de las buenas prácticas agronómicas.

El programa se presentó en el  III Seminario Internacional y el II Congreso Nacional De Ecología Humana en la Universidad Nacional de Asunción en Setiembre 2016; en el II Congreso Nacional de Ing. Ambiental, Química y Agronómica: Crisis Ambiental ante el despegue industrial de la Universidad Nacional de Villarrica del Espíritu Santo en Junio 2016; y a los estudiantes de la Facultad de Ingeniería Agronómica de la Universidad Nacional del Este durante el IV Encuentro Nacional de Estudiantes de Ingeniería Ambiental en Ciudad del Este. En total, se obtuvo la participación de más de 400 alumnos y profesionales del sector interesados en el modelo de proyecto.

“Cada vez más empresas buscan sumar trazabilidad y credibilidad en su área de operaciones. Este modelo de RSE tiene muchas más posibilidades de generar un impacto a largo plazo y de ser sostenido en el tiempo, que la realización de acciones aisladas. Además está directamente ligado a la actividad de la empresa, generando lealtad entre los proveedores y reduciendo riesgos. Pero lo que lo hace realmente rico, es que facilita la generación de valor compartido para todos los involucrados, no sólo para la empresa y sus clientes”, indicó Gustavo Ruíz Díaz, Gerente de Solidaridad en Paraguay.

Para más información visite la página del proyecto

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Alma Acosta

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