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Dora Luz Osorio: Las finanzas de mi finca

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Conoce la experiencia de Dora en un curso de finanzas para manejar su finca cafetera como un negocio.

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«Nunca hicimos números»

Uno de los retos de la sostenibilidad en la caficultura es que los agricultores, más allá de saber calcular los costos del café, tomen en cuenta la importancia de las finanzas y vean su propia finca como una empresa.

Dora Luz Osorio se crió en el seno de una familia cafetera, pero entre las cosas que aprendió de su padre, no hubo nada relacionado con las finanzas. «Anteriormente, las personas trabajaban en torno al café, pero no contaban con lo que podían tomar, cuánto ganaban, si les quedaba dinero», dice y explica que sus padres nunca supieron si habían perdido o ganado con cada cosecha.

El problema, más allá de hacer la rendición de cuentas, es que los productores ven la finca como «un pedazo de tierra» y «el lugar donde vivo», explica Manuel Solís, técnico de campo de Solidaridad. «No lo ven como una empresa, por lo que no lo proyectan.»

El equipo de Solidaridad en Colombia, en su rol como Secretaría Técnica de la Plataforma de Comercio Sostenible y financiado por Global Coffee Platform diseñó un curso de finanzas para caficultores con un enfoque interactivo, herramientas lúdicas y diferentes y lo más importante: una invitación a reflexionar sobre los hábitos financieros.

«Sucede que a menudo los productores toman créditos agropecuarios y luego los utilizan para comprar una moto o un electrodoméstico», contiúa Manuel, «o también puede pasar que se rehusen a utilizar estos recursos cuando sí los necesitan para temas relacionados con el cultivo. Además, muchos no comprenden bien el funcionamiento de las tasas de interés y toman opciones que les permiten pagar una cuota mensual baja sin tener en cuenta que pagarán más dinero por intereses, que el que pagarían si hubieran tomado un crédito de menor plazo.»

Y es que el tema es complicado de transmitir. “A uno como profesional le da miedo dictar ese tipo de cosas porque siente que la gente no va a conectar. Por eso uno no profundiza.” explica Pilar Martínez, otra de las técnicas que piloteó el curso y coincide con Manuel quien asegura que la mayoría de sus estudiantes ha hecho, en promedio, hasta tercero de primaria.

Jackeline Londoño, líder del proyecto y miembro del equipo de Solidaridad, considera que gran parte de los problemas financieros, no sólo de los agricultores sino de la sociedad en general, provienen del mal manejo de las finanzas personales.

“Gastamos más de los que ganamos por no hacer planeación y eso nos lleva a recurrir al crédito, nos sobreendeudamos, y en el caso de las fincas, muchas veces no se reinvierte la utilidad (como capital de trabajo) porque se gastó por adelantado.” explica.

Según ella no saber de finanzas es desconocer el punto de partida, y asegura “Si esto sucede, difícilmente se puede trazar una ruta para mejorar los resultados en los años siguientes.”

Primero entender el “para qué” y luego si estudiar el “cómo”

A veces nos preocupamos mucho por enseñar lo práctico: cómo se sacan costos, qué datos recoger, qué es un indicador etc. Sin embargo, la utilidad de esta información cobra relevancia cuando quien la conoce, entiende realmente su importancia, ve lo que puede hacer a beneficio propio con ella y, sobre todo, comprende cómo aplicarla en su finca.

Por eso, el curso se apoya en formatos diferentes y lúdicos como la fotonovela y la radionovela y empieza tocando temas muy personales sobre el manejo del dinero través de la historia de Don Gastón, Doña Flor, Leidy y Jorge, integrantes de una familia cafetera que junto con Don Pacho, su vecino, analizan las diferencias entre los deseos y las necesidades, la forma en la que se pueden hacer realidad los sueños desde el punto de vista financiero, la importancia de los ahorros y el manejo de los créditos, entre otros, partiendo de situaciones que dan pie para conectar lo técnico con lo cotidiano.

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Para Carlos Alberto Tapasco, otro de los facilitadores del piloto del curso “más allá de la parte técnica nos involucramos en lo personal y en lo profundo y eso fue lo que más impactó a los participantes y sus familias.” Quizás por eso Pilar recuerda que al iniciar el programa los productores comentaban cosas como “Así es que nos entendemos” y “Así es que me gusta que me hablen”.

El segundo módulo del curso hace énfasis en lo que la mayoría de capacitaciones de este tipo tocan: los costos. Sin embargo, también presenta herramientas novedosas como las calculadoras de papel en las que las operaciones para obtener diferentes indicadores como el costo por arroba, por kilo, las utilidades y los márgenes ya están escritas y le permiten al productor poner sus propios datos en casillas y obtener automáticamente el resultado.

Por último se presentan conceptos básicos sobre la elaboración de presupuestos e indicadores de eficiencia.

Para Manuel la metodología es la mejor que ha visto en su vida: “Lo diferente es cómo ustedes ponen a manera de ejemplo las actividades. Como las narran a través de la historia de una familia en su finca. Eso hace que muchos productores se identifiquen.” comenta.

Agricultor + computador = ?

Durante el desarrollo de cursos como este suelen surgir muchas dudas sobre si los productores van a saber utilizar los computadores, si les va a gustar trabajar en plataformas digitales, si tendrán acceso a internet etc.

Sorprendentemente para Dora Luz y muchos otros productores, una de las cosas más atractivas del curso fue que les permitió acercarse a la tecnología. Aunque muchos no tenían un computador a la mano, ni los conocimientos para usarlo, a través de las alcaldías o las asociaciones obtuvieron los equipos y el acceso a internet y poco a poco fueron adquiriendo la habilidad para manejarlos.

Según Carlos Tapasco esto ayudó a que se involucrara toda la familia: “El señor o la señora viene y toma el curso, pero es el hijo el que ayuda en la casa a hacer las tareas en el computador.” aseguró. Con ello pudimos observar que el uso de la tecnología no solamente es un atractivo sino que puede favorecer la integración de las familias, lo cual responde a uno de los principales objetivos del programa: incluir a toda la familia en el proceso de aprendizaje.

Lo que sigue

Gracias a los pilotos que desarrollamos el año pasado con grupos de productores de diferentes zonas del país, el equipo del Programa de Café de Solidaridad en Colombia está mejorando el curso según las recomendaciones de facilitadores como Carlos, Pilar y Manuel. Sorprendentemente algunas de ellas se relacionan con ampliar la extensión del curso, pues los productores manifestaron que les gustaría tener más tiempo para aprovechar todo el contenido que ofrece.

Una vez las mejoras hayan sido añadidas, el curso estará a disposición de los miembros de la Plataforma de Comercio Sostenible a través de nuestra plataforma virtual Agrolearning.

Sabías que…

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Carlos Isaza

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